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El rol de la arquitectura. Repensando los límites de la profesión

Fundación RIA

Fundación RIA
Marzo de 2024

Publicado en Crítica Urbana

En línea con los esfuerzos globales por abordar las cuestiones urgentes del cambio climático y con la vocación de promover el debate sobre el territorio y la calidad de vida, la Fundación RIA nace como mediadora para llevar a cabo una reflexión colectiva que conecte las cuestiones locales con los retos globales, a través del análisis y la planificación territorial estratégica.

Uno de los retos a los que se enfrentan los pueblos y ciudades es controlar la calidad de su desarrollo urbanístico, de forma que se proteja y mejore su propia identidad física y su carácter local. En ese sentido, no resulta ajeno a ningún gallego que durante los últimos 40 años los núcleos urbanos de Galicia sufrieron una fuerte pérdida de identidad, a consecuencia de un crecimiento poco controlado y la demolición indiscriminada de edificios antiguos.

Este hecho también le llamó la atención a David Chipperfield. Aquellos valores que, por invitación del arquitecto Manuel Gallego, lo habían atraído a este lugar en los años 90, se veían degradados por diferentes procesos que iban distorsionando la razón de ser de la estructura territorial de Galicia.

Atendiendo a esas preocupaciones comienza esta iniciativa personal de David Chipperfield. La investigación parte desde el mundo de la arquitectura y del urbanismo, con un pequeño grupo de arquitectos nuevos y locales poniendo el foco en los entornos urbanos degradados y en los desarrollos urbanísticos fuera de escala y de lugar en Galicia.

Esas primeras reflexiones ya apuntaban a una escasa y torpe planificación, sobre todo relacionada con la insuficiente protección del patrimonio y con la proliferación de nuevos desarrollos urbanísticos que tenían un gran impacto sobre la identidad del lugar y los entornos naturales. Inevitablemente, el estudio de estas cuestiones dejó patente la necesidad de ampliar las perspectivas, abordando una reflexión más completa relacionada con el territorio y redirigiendo la atención a las infraestructuras, la movilidad, el paisaje productivo y a la importancia del trabajo interdisciplinar en la profesión.

En el año 2017, RIA se establece formalmente como fundación, con la voluntad de dar respuesta a esta necesidad de análisis en el ámbito territorial y urbanístico que permita tanto a las administraciones públicas como a los agentes privados y universidades promover una planificación estratégica efectiva que sea coherente y sensible con los valores identitarios del lugar.

Galicia como living lab
Estas cuestiones que aborda RIA no son ni exclusivas de Galicia ni ajenas a cualquier otro proceso de desarrollo que ocurre en otras ciudades y pueblos europeos.

La precarización de la planificación debilita sus estructuras ante las fuerzas de la inversión privada, desvirtuando su función de primar el bien común. En regiones sin una economía fuerte y sin una gran presión inversora—como es el caso de Galicia—estas estructuras se vuelven dependientes y ansiosas por facilitar el desarrollo, relajando sus restricciones y permitiendo impactos negativos en los entornos construidos y naturales, a menudo de manera irreversible. Por otro lado, en lugares en los que la inversión lucha por encontrar un sitio—como es el caso de Londres y otras grandes ciudades—las estructuras de planificación débiles no tienen la capacidad de mantenerse firmes, siendo estas fuerzas inversoras las que acaban liderando la toma de decisiones y la construcción de nuestros entornos.

En el caso de Galicia, además, la presencia explícita de la naturaleza y su importancia económica y cultural en el territorio hacen que estos errores y carencias en los procesos de planificación queden expuestos de una manera aún más evidente.

Identidad local y patrimonio
La frase “vamos a la calle”, tan arraigada en la cultura popular, entiende la calle como destino, como el lugar común en el que estar, en el que encontrarse con otras personas, en el que jugar o comprar. Como espacio público, la calle desarrolla un rol central en la configuración de la identidad de los pueblos y de las personas que en ellas habitan.

Es cuando prevalece la de dar cabida al tráfico de vehículos, que la calle se convierte en una carretera. Junto con la mala calidad y la escala descontrolada de las nuevas construcciones, el factor que más erosionó la integridad estética y social de tantas ciudades fue la influencia del automóvil en la configuración del espacio público.

RIA hace frente a estos retos desde hace tres años en el marco de un convenio de colaboración con la Agencia Gallega de Infraestructuras (AXI), trabajando en la integración urbana de la carretera AC305, que articula los núcleos de la costa norte de la ría de Arousa. A través de cinco actuaciones coordinadas basadas en medidas como la reducción de la velocidad del tráfico, la disposición de una mayor superficie para los peones, la introducción de arbolado o la mejora de la accesibilidad se aspira a devolver el carácter de calle a lo que fue transformado en una carretera.

Trabajo en la primera línea
El equipo de la Fundación RIA trabaja desde su inicio en estrecha colaboración con la comunidad local para conocer a fondo sus preocupaciones e intereses. Este contacto continuo con las comunidades de montes, el vecindario y el resto de los sectores y agentes locales que intervienen en el territorio permiten diseñar procesos sólidos que facilitan una mejor identificación y evaluación de los problemas a distintas escalas. La muestra más evidente de esta forma de trabajar se ve en el Laboratorio Ecosocial del Barbanza, un proyecto promovido en 2020 por la Fundación RIA en colaboración con la Universidad de Santiago y la Fundación Banco Santander.

Este proyecto hizo posible constatar la importancia de la implicación de las comunidades en el manejo territorial y la protección de los ecosistemas a través del aprovechamiento sostenible de sus recursos. En este proceso, la fundación llevó a cabo el acompañamiento de la toma de decisiones coordinadas por parte de las comunidades, promoviendo un enfoque bottom-up.

Del pasado y presente de las comunidades rurales del Barbanza se extraen múltiples lecciones de aprovechamiento sostenible del territorio que se convierten en las claves para el futuro. A través de esa investigación, recuperando la memoria viva del lugar, se identificaron conceptos tan de actualidad como la circularidad, la cercanía, la gestión comunitaria o la diversificación.

Hacer una buena pregunta permite obtener buenas respuestas
Muchas de las decisiones que condicionan estos principios de sostenibilidad ya están tomadas cuando un estudio de arquitectura recibe un proyecto. Cuestiones que condicionan la localización, los límites, la escala o el programa arquitectónico quedan habitualmente fuera del encargo, limitando la capacidad de respuesta de los equipos de diseño.

En relación con este tema, la fundación viene de trabajar con varias instituciones de alto nivel en los procesos de análisis, diagnosis, planificación y definición de proyectos de iniciativa pública. En primer lugar, acompañando al Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC en el proceso de planificación de su nueva sede que se trasladará la antigua área militar de la ETEA, en Vigo. A través de entrevistas y análisis con sus grupos de investigaciones, se definió un programa que permitiera atender a sus necesidades. Del mismo modo, un análisis exhaustivo en el lugar de implantación permitió definir los criterios de asentamiento de ese nuevo edificio, teniendo en cuenta las capacidades presupuestarias y logísticas que podía tener el CSIC. Con este trabajo se elaboraron las bases de un concurso que se resolvió este mismo año.

De una manera semejante, la fundación colaboró con la Consellería de Medio Rural para desarrollar una reflexión más amplia a la hora de abordar la rehabilitación del pazo y finca de Lourizán, en Pontevedra, relanzando este complejo como referente de la industria forestal. Tras un trabajo de análisis de las necesidades se estructuró un nuevo programa funcional, que sirvió como base y permitió organizar un concurso de arquitectura.

En estos procesos, RIA se establece como una herramienta para hacer preguntas—preguntas más reflexionadas, analizadas, coordinadas, consensuadas y multidisciplinares—para establecer las bases sobre las que elaborar las respuestas—los proyectos—.

Hacia una agenda territorial de Galicia
Conscientes de la necesidad de hacer una reflexión más amplia y transversal del territorio y las estructuras de planificación que incorporara una gran diversidad de agentes, RIA promovió en el último año ‘Hacia una agenda territorial de Galicia’, un proceso transversal de participación y planificación estratégica.

La Fundación RIA—con estas relaciones en diversas escalas y sectores y tras trabajar en ámbitos que abarcan la primera línea de acción de base, pero también aquella estratégica en los órganos de decisiones—se presenta como una entidad que puede coordinar un proceso de participación de diferentes agentes que defina cuáles son aquellos principios que deben guiar el desarrollo sostenible de Galicia en la próxima década.

Esta iniciativa se basa en un primer análisis que trató de explorar aquellas estrategias que fueron definiendo la manera de actuar en Galicia y que ponen de manifiesto este enfoque tan sectorial y dividido que tiene la planificación. El proceso trata de incorporar—a través de mesas redondas, conferencias y análisis—todas aquellas visiones y tratar de coordinar una misión común a través de puntos de consenso que permita desarrollar políticas, estrategias y planes para el futuro sostenible de Galicia. En el próximo año, este proceso se enriquecerá integrando el conocimiento internacional a través de ciclos de conferencias y mesas de debate que fomenten el diálogo con los expertos locales.

Un espacio dinámico para la reflexión sobre el territorio
A apertura de Casa RIA marca el inicio de una nueva etapa para la fundación. Este edificio en el centro de Santiago será la sede de la Fundación RIA, una casa abierta con la vocación de ser un nuevo punto de encuentro en el que continuar el diálogo y la investigación multidisciplinares sobre el desarrollo sostenible.

Este edificio, de voluntad pública y abierta, contará con espacios expositivos, de conferencias e instalaciones para residencias de investigación académica, que no solo permitirán ampliar las actividades de investigación y planificación de la fundación, sino también desarrollar un programa público en torno a esta misión. Una cantina dará soporte la esta programación, conectando el trabajo y valores de la fundación con el territorio y el mercado de abastos. Este espacio gastronómico estará enfocado en los productos locales y de temporada, como símbolo de la importancia de la producción y comercialización de alimentos en Galicia.

Casa RIA aspira a ser el catalizador de nuevas colaboraciones, un espacio en el que desarrollar procesos participativos entre los diferentes agentes de la sociedad, en el que establecer conexiones con expertos internacionales y en el que conceder un altavoz para proyectar fuera de Galicia las iniciativas locales motivadas por intereses compartidos en la comunidad y en medio ambiente.